PARAR, PARA EVITAR FALLAS

Anticipar fallas y que los equipos puedan operar al máximo de su capacidad productiva es el objetivo de un mantenimiento preventivo.

El mantenimiento de los equipos suele ser clave en el desempeño de las empresas y se ha transformado en una acción necesaria al momento de considerar los costos operativos. En el caso de las impresoras se asocia con la limpieza, en especial el sopleteo, y la lubricación.
Sin embargo, hay otras cuestiones de mayor complejidad y que se realizan con menor frecuencia, sin tomar parte de una planificación, a tomar en cuenta y que forman parte de un mantenimiento preventivo efectivo, para evitar o superar los franjeos, entintados inestables a lo largo de la tirada, marcas en los fondos, demoras en la obtención del conforme, incremento en el scrap y fallas de registro, entre otras dificultades que cuando se presentan, ya es tarde para solucionarlas.
Anticipar fallas y que los equipos puedan operar al máximo de su capacidad productiva es el objetivo de un mantenimiento preventivo, y para eso es preciso que sea planificado, incluyéndolo dentro del marco de la producción.
Algunas dificultades que se dan durante la impresión tienen origen en la estructura del sistema de entintado y humectación, es decir, los cilindros. Aquí se presenta la necesidad de tomar decisiones de producción sobre cuándo realizar su mantenimiento preventivo, si se hace en horas extras o se dispone de un sábado por mes para realizarlo.
De cualquier modo, implica sacrificar tiempo, ya sea restándolo a las horas de producción o de las horas de ocio o tiempo libre. Esta parada implica un costo: en horas de producción, en horas extras, en insumos y material. Plata y tiempo.
Puede verse como un gasto, o puede entenderse como inversión. Una inversión en tiempo es lo que permitirá en el mediano plazo optimizar el rendimiento de la máquina, evitando retrasos en los conformes, baja calidad en la impresión y, en definitiva, evitando las devoluciones.

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