ACABADOS METALIZADOS

Hay tres maneras de conseguir acabados con efectos de metal, cada una de ellas tiene sus ventajas, pero también presentan inconvenientes.

 

Cada una tiene sus propias características en cuanto a la calidad y aspecto del efecto obtenido.


Existen varios tipos de acabado metalizado en artes gráficas y son todos diferentes entre si, ya que el efecto se puede conseguir de varias formas: mediante un tratamiento superficial de stamping, con la aplicación de tintas especiales, o con el uso de papel previamente metalizado.
Todas estas tres opciones son válidas y muy diferentes una de la otra y cada una de ellas tiene sus propias características en cuanto a la calidad y aspecto del efecto obtenido, los costos, la durabilidad y la forma en que se debe preparar el archivo en la computadora.
Se pueden conseguir efectos metálicos utilizando tintas planas (tintas tradicionales “Pantone”) a las que se les han añadido pigmentos para darles tonalidades doradas, cobre o plateadas.
Las ventajas de este método es que es imprimible en todo tipo de superficie y los costos son de fácil acceso con tecnología offset. Sin embargo, el efecto metalizado final no es de apariencia muy viva; a no ser que sea macizo y la vista es muy diluida en superficies porosas.
El stamping o estampación es un proceso de acabado mediante el cual una película metálica formada por aluminio, resina y poliéster se transfiere a un soporte mediante calor y presión.
Este sistema tiene la ventaja de otorgar una gran viveza en los efectos metalizados. Pero la precisión es limitada ya que no puede aplicarse a detalles finos y el costo es elevado para pequeñas tiradas ya que para aplicarlo se debe fabricar previamente un grabado.
Por su parte, con el uso de papel metalizado el efecto de impresión metalizada se obtiene utilizando papel al que se le ha aplicado un proceso de metalización específico en toda la superficie.
Para esto, hay dos opciones para obtener una “versión metalizada” de cualquier color que se utilice en el diseño: plastificado con polipropileno oro/plata o tintas UVI impresas encima, o con papel especial o tintas offset.
En los casos en que interese conservar los colores originales, es decir, que no se vean afectados por los efectos metálicos del papel, se aplicará la técnica del blanco cubriente que simplemente aplica tinta blanca sobre el papel que cubre el metal.
Par este caso, las ventajas son la gran variedad de colores además de un precio razonable y se puede combinar el metalizado y las tintas convencionales gracias al método blanca cubriente. El inconveniente es que no es recomendable para obtener un efecto de metalizado puro.