La Mejor Serigrafia

El curado y los tipos de tinta utilizados serán determinantes a la hora de un buen resultado; por eso, habrá que monitorear el proceso. Una vez que el proceso de serigrafía ha concluido, la forma más eficaz de comprobar el curado completo, es hacer una prueba de lavado de las prendas; según las marcas de tintas y el proceso de curado, la prueba será lavar dos o tres veces la prenda para medir la resistencia del estampado. En casos más drásticos, podrán hacerse cinco o seis lavados. Lo importante a evaluar será que las tintas mantengan las formas y el tono. Para los menos expertos o para los más exigentes, se recomienda tomar una muestra de impresión y cortarla por la mitad a través del estampado para notar con claridad las capas de tinta; solo una mitad se lavará de tres a cinco veces en un lavarropas convencional, si es posible, con otras prendas como toallas o pantalones jeans. Se podrá programar la lavadora para que haga la limpieza en caliente y el secado en frío, así como probar con diferentes intensidades de lavado y jabones. Luego del secado completo se compararán las mitades. Lo ideal será que los colores conserven su intensidad; si la tinta se ha desprendido o ha sufrido agrietamientos, es porque el proceso de curado no ha sido el correcto. Una forma muy útil de determinar las condiciones de curado para cada tinta, será medir la temperatura durante el proceso. Para esto existen diversos dispositivos, todos ellos muy recomendables. Las cintas indicadoras de temperatura son tiras autoadhesivas que se colocan sobre la prenda antes de ingresarla en la secadora; éstas permiten monitorear el estado de la tinta, pues cambian de color. Al finalizar el proceso de curado, las cintas proporcionan un registro no reversible de exposición térmica preciso y fácil de interpretar. Existe un mecanismo de infrarrojos que se puede utilizar para medir la temperatura de la superficie impresa de una prenda en el momento preciso en el que sale de la secadora; únicamente es necesario apuntar la prenda con el dispositivo y éste hará un registro de la temperatura. Finalmente, se podrá apelar a un sistema que cuenta con una extremidad que se puede colocar en la película húmeda de tinta o en la prenda para medir en tiempo real la temperatura de la secadora sobre el estampado. Este dispositivo hace una grabación de las temperaturas en intervalos de cinco segundos y, al finalizar el curado, entrega un perfil que permitirá determinar como ha funcionado la secadora. Cualquier método de curado, los tipos de tintas, o el sistema de registro de temperatura que se utilice, lo importante será tener clara la importancia del proceso de curado de las tintas, pues de él puede depender el éxito o fracaso de una producción. En serigrafía, como en otras técnicas de impresión, lograr grandes resultados depende de la atención que se ponga a cada parte del proceso.   09/12/2015 ep