DISEÑO CON RAÍCES

Crece el uso de lenguajes visuales locales en marcas globales, con foco en la identidad y la diversidad cultural.


Una de las corrientes más relevantes en la comunicación visual contemporánea es la incorporación de elementos identitarios y referencias culturales en el diseño gráfico. En todo el mundo, estudios y equipos creativos apelan a patrones, símbolos y relatos de origen local para construir marcas más representativas y conectadas con sus audiencias.
Este enfoque se traduce en decisiones estéticas como el uso de tipografías inspiradas en escrituras regionales, paletas de color extraídas de materiales autóctonos o composiciones que remiten a narrativas comunitarias. El resultado es una comunicación visual que busca alejarse de la homogeneización formal para expresar particularidades culturales.
El cambio responde a un contexto global donde la diversidad cultural no solo es valorada, sino también exigida por parte de los consumidores. En ese sentido, la construcción de identidad visual se vuelve también una forma de posicionamiento ético y simbólico frente a públicos más atentos a las lógicas de representación.

Autenticidad
Lejos de tratarse de un gesto superficial, la incorporación de lo local en el diseño implica también procesos de investigación, escucha y traducción visual de herencias gráficas que durante años fueron ignoradas o estandarizadas por modelos dominantes de comunicación.
Este movimiento impacta tanto en el diseño de marcas comerciales como en campañas institucionales, productos editoriales y sistemas de señalética. En todos los casos, la autenticidad se vuelve una herramienta para generar cercanía, reconocimiento y diferenciación en contextos multiculturales.
Al mismo tiempo, el diseño se consolida como una práctica que no solo organiza lo visual, sino que también interviene en las formas de contar, incluir y proyectar identidades. Así, lo cultural deja de ser un accesorio para convertirse en núcleo estructural de la comunicación visual global.