EL REGRESO DEL IMPACTO

El maximalismo y la tipografía expresiva vuelven a liderar la escena del diseño global.

Después de más de una década de reinado minimalista, la comunicación visual recupera volumen, textura y dramatismo. En 2025, las piezas gráficas vuelven a llenarse de capas, colores vibrantes y tipografías audaces, en un claro giro hacia lo emocional y lo memorable. Así lo destaca el sitio especializado Graphic Design Junction, que ubica esta tendencia entre las más influyentes del año.
La llamada “estética maximalista” no solo responde a un cambio estilístico, sino también a una necesidad de diferenciación. En un entorno saturado de mensajes planos y formatos homogéneos, las marcas vuelven a apostar por diseños recargados, identidades tipográficas customizadas y efectos visuales que rompan la uniformidad. Esta búsqueda de personalidad visual se intensificó tras la masificación de contenidos generados por IA, que muchas veces replican patrones previsibles.

“Rebelión”
El uso de tipografías volumétricas, composiciones sobrecargadas y paletas que combinan tonos neón, metalizados o psicodélicos marca una ruptura deliberada con el «clean design». Estilos como el Y2K, el retrofuturismo y el cyberpunk resurgen adaptados al lenguaje visual contemporáneo. Según el estudio australiano GC Graphic Design, esta estética encarna una forma de “rebelión visual” frente a los límites de la sobriedad funcional.
Pero el maximalismo actual no es solo decorativo: también expresa diversidad, multiplicidad de voces y un enfoque inclusivo. La presencia de elementos gráficos disruptivos —como la tipografía cinética, las ilustraciones desalineadas o los fondos intervenidos— busca transmitir energía, identidad y emoción. Es una respuesta visual a un mundo fragmentado y veloz, donde el diseño tiene que capturar la atención en segundos.