Nuevas tecnologías están transformando la comunicación visual: IA generativa, datos en tiempo real y experiencias inmersivas.
La comunicación visual vive un punto de inflexión. En 2025, las tendencias digitales apuntan a una convergencia entre inteligencia artificial, diseño interactivo y personalización masiva. Según un informe reciente de Deloitte, el 78% de las empresas creativas ya están utilizando herramientas de IA generativa para acelerar procesos de diseño y producción gráfica.
Una de las tecnologías con mayor adopción es el real-time rendering, impulsada por motores gráficos optimizados para web. Esto permite diseñar contenido visual que se actualiza en tiempo real según variables como clima, ubicación o comportamiento del usuario. Firmas de retail y publicidad dinámica ya lo aplican para adaptar escaparates digitales y cartelería exterior.
La integración de sensores y visión artificial está llevando la señalética y la cartelería digital a un nuevo nivel. Pantallas que detectan el flujo de personas, ajustan contenido o modulan brillo y colores en función del entorno son cada vez más comunes en espacios públicos, aeropuertos y centros comerciales. El objetivo: captar atención sin saturar, ofreciendo valor informativo inmediato.
Realidad extendida
Otra tendencia consolidada es el uso de plataformas de automatización visual, que combinan big data con diseño generativo. Hay empresas —con herramientas asistidas por IA— que permiten producir miles de piezas visuales personalizadas a partir de una sola plantilla inteligente, optimizadas para distintos canales digitales y físicos.
Finalmente, el crecimiento de entornos inmersivos como los espacios XR (realidad extendida) está empezando a modificar cómo se conciben las campañas visuales. En 2025, se prevé que el 15% de las marcas de consumo masivo experimenten con realidad aumentada o mixta como parte de sus estrategias de punto de venta, creando una capa digital sobre la experiencia física.
Para el sector gráfico, estas transformaciones implican nuevos desafíos en formación técnica, licencias de software y modelos de negocio. Pero también abren la puerta a una comunicación visual más dinámica, medible y adaptada al contexto, donde el diseño ya no es solo imagen, sino sistema.